miércoles, 21 de marzo de 2007

Artículo que será publicado en el próximo número de La Cerca

LA LEY. Otro punto de vista



Albacete Siglo XIX.


Es conveniente mirar hacia atrás de vez en cuando, para recordar qué acontecimientos ocurrieron en nuestra tierra y favorecieron nuestro posterior desarrollo y bienestar y también es conveniente tener presente qué cosas no pueden volver a repetirse. En definitiva siempre es conveniente tener memoria y además refrescarla con asiduidad.

A mi modo de ver, tres hitos marcaron en el Siglo XIX el futuro de Albacete.

El fenomenal drenaje que supuso la construcción de los Canales, llamado Real Canal de Maria Cristina o de Albacete, permitió después de su construcción, que por primera vez se invirtiera el índice de mortalidad a favor del de natalidad, y consiguientemente el aumento de habitantes de Albacete, amén de la utilización del sistema de canales para la recuperación agrícola de un importante número de hectáreas de tierra cultivables (1805).

La división territorial en provincias, que acometió el gobierno liberal en 1833 que tuvo como autor material, entre otros, a Javier de Burgos, lo que provocó una división administrativa en gran escala, lo que supuso para Albacete la capitalidad de la provincia del mismo nombre, y como consecuencia de esa división administrativa también la judicial, que fundamentalmente y por motivos de situación geográfico-estratégica aconsejó instalar en esta capital la sede de una de las once Audiencias Territoriales que se crearían en toda España. Este hito histórico, refrendado por el Real Decreto de 26 de enero de 1834, que creó las audiencias de Burgos y Albacete, tuvo consecuencias inmediatas entonces, y las sigue teniendo hoy, pues el poso intelectual y académico de la Audiencia se dejó sentir intensamente, ya en el siglo anterior, el XX, para clamar en Albacete la creación de una facultad de derecho, que tuvo su primer señuelo con la interesantísima experiencia de la UNED y después la Facultad de Derecho en la Universidad convencional y con la ubicación, por motivos evidentemente tradicionales, de la actual sede del Tribunal Superior de Justicia de Castilla la Mancha, a través de la nueva división territorial que la Constitución de 1978 trajo consigo.

La inauguración de la línea de ferrocarril que unió Madrid con Albacete y después con todo el Levante, con destino primero a Alicante y posteriormente Murcia y Cartagena, supuso un impulso extraordinario para el sistema de comunicaciones de esta tierra, y una fuente de riqueza, prosperidad y progreso que a veces no llegamos a apreciar con suficiencia (1855).

Detrás de estos logros históricos, siempre han existido un grupo de hombres y mujeres, adelantados a su tiempo, con una visión extraordinaria del futuro, que a veces por razones filantrópicas, otras porque no decirlo, por puro interés económico personal, han sido los arietes que han pulverizado los obstáculos y fueron capaces de obtener tan merecidas recompensas para esta tierra.

La historia siempre nos cuenta el nombre de estos conseguidores de forma singular, sin duda injustamente, pues detrás de esos esfuerzos siempre existe un grupo importante de personajes, pero es lo cierto que personalidades como la del Conde de Villaleal, para la construcción del Canal, o la del Marqués de Salamanca para la traída del ferrocarril, marcan toda una época y le es reconocido su tesón, entre otras formas por la inmortalización de sus obras con la concesión de sus nombres a dos calles de Albacete. Sin duda alguna merecerá otra calle el pueblo de Albacete, pues fue este el que sufragó los gastos necesarios para la instalación de la Audiencia de Albacete, en el antiguo convento de los agustinos de Albacete, que por otra parte acababa de ser, desamortizado por el gobierno de Mendizábal.

Doscientos años después, nos preguntamos ¿ qué fue de aquellos tres importantes eventos ?

Pues ya saben, el Real Canal dejó de servir para lo que se construyó, pues las avenidas de aguas del Canal de Acequión, de la Laguna de El Salobral, de los Ojos de San Jorge, de la Estacadilla o la del rio de Don Juan, desaparecieron por mor de los regadíos, del trasvase, de la sequía y por tantas otras cosas...., de forma que el único tramo utilizable se nos queda pasada la ciudad camino del río Júcar con los detritus y desechos que la planta de tratamiento de residuos sólidos urbanos produce. El resto de los canales, han sido recientemente acondicionados como vías verdes, para deporte, paseo y ocio, la verdad que en este caso poco más se podía pedir.

Pero qué sucede con nuestra importantísimo Tribunal Superior de Justicia. Resulta que el edificio que sustituyó al antiguo ha quedado obsoleto, pequeño y sin funcionalidad, y al parecer se ha buscado una ubicación idónea en cuanto al espacio que va a ocupar, pero mucho nos tememos que se deje pasar la oportunidad, para hacer de ese edificio no ya sólo un ejemplo de funcionalidad, sino una verdadera ciudad de la justicia, y no un apéndice con órganos sueltos y esparcidos por toda la ciudad. No dejemos pasar otros ciento cincuenta años, de parches y chapuzas y consigamos, todos a una, un edificio emblemático –Juan Piñero dixit- . No digo que Moneo o Calatrava intervengan, pero qué corcholis, que intervengan!, aun cuando mucho me temo que con el presupuesto que a estas cosas de la justicia dotan los diversos gobiernos, dudo incluso de que no sea una chapuza.

El tercer evento que nos ocupa, lo tenemos encima, teníamos o tenemos –no se si ha pasado ya el tren- una oportunidad maravillosa de acordarnos del Marqués de Salamanca, y de todos nuestros antepasados de aquella época, para quienes fue un día mágico contemplar la llegada de la primera máquina de tren a Albacete. Sería maravilloso saber que aun puede llegar el AVE, que las líneas del ferrocarril, ciento sesenta años después, pueden ser soterradas y que el edificio que las albergara sería igual de emblemático que nuestro nuevo Tribunal Superior de Justicia.....

El pueblo de Albacete, sigue sin calle, pero estamos dispuestos a proponer con todas nuestras fuerzas los nombres para ellas, de todos aquellos, que singularmente se esfuercen y consigan que estos dos últimos hitos sean recordados como realmente se merecen.

4 comentarios:

JUAN ANGEL dijo...

Buen artículo Manuel, enhorabuena

Anónimo dijo...

De parte de JuanPi buen articulo

Anónimo dijo...

Me alegro que os guste, creo que es un sentimiento general. Venga animaros los demás a escribir algo, que hay muchos de "letras", de los de ciencias ya se sabe....... sólo hacen cálculos.

Anónimo dijo...

Es maravilloso ver como la sensatez que ocultas cuando vas sobre dos ruedas (con y sin motor), la derroches cuando hablas de temas de la historia reciente de nuestra ciudad. Y sobre canales y canalillos,..... recordatorio magnífico que creo solo podría superar alguna reseña histó/érica de Juan Angel.

Jose Luis

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